En el ambiente parece flotar un cierto sentido común que expresa la lógica de quién puede tener una casa y cuál es la vía para acceder a ella. Este sentido común naturalizado viene a decir cosas como 'para tener una casa hay que trabajar', 'tiene una casa quien se la merece, quien se la ha ganado con el sudor de su frente'. Sin embargo este sentido común se resquebraja cuando leemos cosas que figuran ya desde la Constitución: “La vivienda es un derecho” -un punto de partida y no una meta- un derecho y no una recompensa que ganas sólo si la consigues merecer.
O aún más, ¿qué pasa cuándo en el actual escenario de desempleo ganarnos algo con el sudor de nuestra frente -con nuestro trabajo- en muchos casos no es siquiera una opción a la que podamos acceder? ¿Qué pasa cuando esos sentidos comunes hasta ahora naturalizados y hegemónicos se revelan absurdos, e insostenibles, es decir, sin sentido? ¿Qué otros sentidos emergen? ¿Qué cosas son de sentido común o de real importancia para las personas afectadas por una hipoteca?
Y en este abecedario de la revuelta, en OP seguimos pensando
en una palabra que reaperece, con insistencia, en las nuevas prácticas:
"persona". Cuando tenemos un problema complejo, pareciera que la mejor
estrategia para salir de él es recurrir a un especialista que nos
indique lo que debemos hacer. Asumimos que un especialista ha adquirido
un saber profesional a través de la formación y el estudio y nos dará
una orientación objetiva basada en su conocimiento del territorio ¿Pero
qué hay de esos otros saberes difusos que nos atraviesan, aquellos que
no provienen de la experticia, sino de la experiencia?
¿Cómo se articulan esos saberes que provienen de la experiencia
colectiva con el respeto a la decisión de la persona afectada? ¿Cómo
conjugar la complejidad de la situación vivida en primera persona con lo
colectivo?
Y
por último, como cierre de esta nueva emisión del abecedario de OP, nos
preguntamos qué ganamos al "estar juntos". Cada desahucio despoja a una
persona de su vivienda, pero a la vez desmantela, nos va desmantelando a
todos del derecho a las condiciones fundamentales para una vida digna.
Al aceptar estas condiciones "no gano yo, no gana nadie". Otro vecino
responde: “Al abrir la vivienda se han encontrado con nosotros. Nosotros
viviendo. Nosotros que somos gente”. Lo que aquí está en juego somos
nosotros, que somos gente, y nuestas vidas. "Al abrir la vivienda se
han encontrado con nosotros, pero también nosotros mismos al salir a la
calle nos hemos dado cuenta que éramos gente, mucha gente. Hoy cuando
luchamos, no lo hacemos ya a título individual porque sabemos que juntos
podemos ganar mucho más, ganar todos".
Escucha el audio aquí: V abecedario de la revuelta. Sentido común, persona, estar juntos.
1 comentario:
gracias a la propuesta de onda precaria, de abrir una ventana para dejar escuchar nuestra voz
emy de la pah terrassa
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